Después de seis largometrajes de Spiderman en los que el personaje ha sido interpretado por distintos actores, llega la versión animada producida por la alianza de los estudios Marvel y Sony. El cambio de formato coincide con la inclusión del super-héroe en narraciones alternativas a las habituales y, al igual que sucede en los cómics, su integración en sagas donde se intercambian los personajes y los escenarios. Una fórmula que contribuye a engordar el negocio y que suele llevar asociada un relajamiento de los controles de calidad. Pero Spider-Man: Un nuevo universo supera las expectativas y da nuevas alas a la expansión de la franquicia del hombre-araña.
Además de las virtudes que se esperan de un producto como este (espectacularidad, diversión y homenajes a los lectores de viñetas), la película tiene un diseño de animación que se aparta de los cánones establecidos por Disney y Pixar, incorporando una estética propia, original y muy atractiva. El aspecto visual mezcla diferentes estilos, desde los fondos hiperrealistas hasta la trama de puntos para dar textura a los detalles, en un lenguaje que unifica técnicas nuevas y antiguas. Spider-Man: Un nuevo universo hace constantes guiños a los aficionados a los tebeos (hay líneas de movimiento, onomatopeyas y otras soluciones gráficas) que hacen del visionado un gozo para devotos y profanos. De la misma manera, el film aspira a un público amplio que puede identificarse con la ficción de super-héroes, el anime, los looney tunes, la novela gráfica noir... una multitud de ingredientes que los directores Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman agitan en la coctelera de la película a un ritmo endiablado. Lo que no impide que el resultado logre la homogeneidad y mantenga bajo control la aparatosa cacharrería que exhibe un guión escrito a varias manos.
La historia es un derroche de fantasía y ciencia ficción, que puede desconcertar a los amantes de la verosimilitud y la coherencia debido a los elementos que integran la trama: super-poderes, universos paralelos, portales espacio-temporales... la parafernalia habitual que suele rodear el relato de buenos y malos. Todo se sostiene con consistencia gracias al perfil bien trazado de los personajes y al equilibrio que se establece entre el humor, la emoción y el espectáculo. En definitiva, Spider-Man: Un nuevo universo revaloriza el sobreexplotado mundo cinematográfico de los super-héroes y luce músculo en los apartados técnicos y artísticos. Ojalá que las consabidas entregas que seguirán a esta película permanezcan a la altura de su precedente.
Además de las virtudes que se esperan de un producto como este (espectacularidad, diversión y homenajes a los lectores de viñetas), la película tiene un diseño de animación que se aparta de los cánones establecidos por Disney y Pixar, incorporando una estética propia, original y muy atractiva. El aspecto visual mezcla diferentes estilos, desde los fondos hiperrealistas hasta la trama de puntos para dar textura a los detalles, en un lenguaje que unifica técnicas nuevas y antiguas. Spider-Man: Un nuevo universo hace constantes guiños a los aficionados a los tebeos (hay líneas de movimiento, onomatopeyas y otras soluciones gráficas) que hacen del visionado un gozo para devotos y profanos. De la misma manera, el film aspira a un público amplio que puede identificarse con la ficción de super-héroes, el anime, los looney tunes, la novela gráfica noir... una multitud de ingredientes que los directores Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman agitan en la coctelera de la película a un ritmo endiablado. Lo que no impide que el resultado logre la homogeneidad y mantenga bajo control la aparatosa cacharrería que exhibe un guión escrito a varias manos.
La historia es un derroche de fantasía y ciencia ficción, que puede desconcertar a los amantes de la verosimilitud y la coherencia debido a los elementos que integran la trama: super-poderes, universos paralelos, portales espacio-temporales... la parafernalia habitual que suele rodear el relato de buenos y malos. Todo se sostiene con consistencia gracias al perfil bien trazado de los personajes y al equilibrio que se establece entre el humor, la emoción y el espectáculo. En definitiva, Spider-Man: Un nuevo universo revaloriza el sobreexplotado mundo cinematográfico de los super-héroes y luce músculo en los apartados técnicos y artísticos. Ojalá que las consabidas entregas que seguirán a esta película permanezcan a la altura de su precedente.