En suma, se trata de un cóctel revolucionario que hoy muestra múltiples vínculos con otras películas (2001, Blade Runner), novelas (1984, Fahrenheit 451) y poemarios (Capital del dolor), hasta el punto de tomar como personaje protagonista a Lemmy Caution, el agente privado que Eddie Constantine había interpretado en anteriores trabajos y que aquí vuelve a encarnar en su versión satírica. Godard lo traslada a un futuro distópico donde una máquina extraordinariamente avanzada (a pesar de que su apariencia es la de una lámpara con un aspa que gira) gobierna la mente de los habitantes de Alphaville. Un mundo que adopta la forma del París nocturno, fotografiado por Raoul Coutard en un blanco y negro tenebrista y de fuertes contrastes. Esta manera de representar la posteridad con pocos recursos y sin apenas efectos especiales supone el rasgo más llamativo del film y lo que lo convierte en una auténtica rara avis. Y eso que Alphaville insiste en casi todos los tópicos: hay tiroteos, persecuciones, frases lapidarias, mujeres insinuantes, humo de tabaco... elementos de sobra reconocibles que adoptan una nueva identidad bajo la mirada fascinante y fascinada de Godard.
El noveno largometraje del autor francés navega en los territorios de la poesía y el romanticismo con las velas hinchadas por la música de Paul Misraki, que crea melodías de gran belleza, y por la presencia siempre arrebatadora de Anna Karina, la heroína trágica del relato. Esta conjunción de cualidades casi mágicas provoca los momentos más recordados de Alphaville (como la escena en que se recita El amor y el compromiso después del trabajo, de Paul Éluard) en medio de un torbellino de sensaciones que suscitan a partes iguales reflexión y divertimento. Como tantos otros títulos de Godard, se trata de una obra que parece definirse a sí misma mientras avanza la narración y que se construye en los ojos del espectador, generando un discurso íntimo que se alimenta de los estímulos proyectados en la pantalla. A continuación pueden escuchar uno de estos estímulos compuesto por Misraki. Relájense y disfruten: