TESTIGO ACCIDENTAL. "The narrow margin" 1952, Richard Fleischer

La primera etapa de la filmografía de Richard Fleischer se desarrolla en su mayoría en el estudio RKO, donde comienza a poner en práctica su versatilidad en diferentes géneros, con predominio del policíaco. El último de este periodo es Testigo accidental, escrito como algunos títulos anteriores por Earl Fenton. Una película sin grandes ambiciones ni estrellas en el reparto que alcanza, sin embargo, un resultado brillante gracias a un guion muy hábil, con giros narrativos inesperados, y a una dirección enérgica e inspirada.

Testigo accidental cuenta la misión de un agente de policía que debe escoltar a la viuda de un gánster para que testifique ante el tribunal de otra ciudad. Juntos viajarán en tren bajo el peligro de quienes pretenden que ella no revele las pruebas incriminatorias, en un entorno que les obliga a convivir con los demás pasajeros. Cada personaje secundario puede ser un aliado o una amenaza según la situación va evolucionando, con escenas de intriga, drama y comedia que se intercalan con celeridad y un perfecto sentido del ritmo. El montaje de Robert Swink es modélico a nivel narrativo y en el trenzado de las relaciones de los personajes, con escenas tan memorables como la del seguimiento en el andén de la estación.

Con diez largometrajes a sus espaldas, Fleischer demuestra ya un dominio del oficio que le permite solventar las dificultades del rodaje generando soluciones visuales que van a favor del relato. Buena parte de Testigo accidental sucede en el interior del tren, con escenarios estrechos que dificultan la maniobrabilidad del equipo técnico. En determinados casos, el director opta por la cámara en mano (poco común en aquella época) para poder moverse con libertad, una decisión que conlleva inestabilidad en el punto de vista y que, lejos de suponer un error, refuerza la tensión del momento. Este recurso alcanza el paroxismo en la secuencia de la pelea en el vagón, un ejemplo de vigorosidad y destreza.

Otro acierto de Testigo accidental reside en el reparto, con nombres que probablemente no suenen a casi nadie: Charles McGraw, Marie Windsor, Jacqueline White, David Clarke... todos ellos magníficos en la interpretación de sus personajes, lo cual responde también a una buena elección de casting. En suma, se trata de una película que no teniendo un gran presupuesto, logra que cada elemento de la producción brille de manera individual y engrandezca el conjunto, obteniendo un film inteligente y compacto. Además, contiene algunos riesgos como prescindir de la música no diegética, algo inhabitual que subraya la expresividad del sonido y rompe con los cánones del noir. Enseguida, Richard Fleischer será considerado por la industria como un cineasta relevante llamado a hacerse cargo de obras tan importantes como 20.000 leguas de viaje submarino, Los Vikingos o El estrangulador de Boston, entre otras.