ESA PAREJA FELIZ. 1951, Juan Antonio Bardem y Luis García Berlanga

A principios de los años cincuenta, Luis García Berlanga y Juan Antonio Bardem terminan su formación en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas de Madrid, donde han compartido experiencias siendo parte de la primera promoción. Así que ambos deciden asociarse junto a otros compañeros para crear Altamira Films, con el propósito de escribir y dirigir el largometraje Esa pareja feliz.

Bardem y Berlanga son alumnos aplicados, antes de filmar idean toda la película en storyboards, hacen confluir sus influencias cinematográficas y contratan a un actor en alza, Fernando Fernán Gómez, todo ello con un propósito ambicioso: ventilar la cerrada industria del cine español y renovar tanto la forma de hacer películas como sus narrativas. No es casualidad que la primera escena de Esa pareja feliz suceda en un estudio donde se está rodando una de aquellas producciones históricas de aspecto teatral y voluntad moralizante que tanto gustaban al régimen. Desde el inicio, Bardem y Berlanga dejan claro qué es lo que quieren cambiar y lo satirizan, como hará el segundo muchas veces más a lo largo de su carrera.

La película, en cambio, no es una crítica a la totalidad sino una propuesta de renovación construida de manera amable y ligera, puesto que se trata de una comedia. El guion cuenta las vicisitudes de una pareja por salir adelante en un Madrid que sufre las carestías de la posguerra, un ambiente en el que la chapuza está institucionalizada y la desigualdad afecta a todos los ámbitos. Los protagonistas tienen sueños que les consuelan: él hace un cursillo de radio por correspondencia y ella participa en concursos probando a cambiar su suerte. Elvira Quintillá acompaña a Fernán Gómez en medio de un buen número de actores carismáticos: José Luis Ozores, Félix Fernández, Rafael Alonso, Manuel Arbó... rostros que completan un paisaje costumbrista en blanco y negro. Los directores capturan a la perfección el ambiente de la época y logran alcanzar el realismo que pretendían filmando en una gran cantidad de escenarios urbanos y populares. Así, las acciones se solapan unas a otras en el montaje, con ritmo ágil y constantes elipsis de espacio y tiempo que sitúan a la pareja en diferentes momentos de su relación. A pesar de que el tono obtenido es muy divertido, hay una sombra de patetismo que lo tiñe todo y que representa la idea de una felicidad imposible, a la vista solo en pantallas de cine y en anuncios de jabón.

No importa que los directores sean primerizos, Esa pareja feliz contiene una técnica impecable, interpretaciones sobresalientes y una historia que no ha perdido su capacidad de conmover. Por eso cuesta entender que la película no despertase interés en su momento (salvo para un sector de la crítica poco influyente) y que el estreno se retrasase hasta más tarde, al calor del éxito de Bienvenido, Míster Marshall. Película que supuso el divorcio profesional de los dos directores y con la que debutó en solitario Luis García Berlanga, dos años después. Muchas de las cosas de este título genial se ensayan en Esa pareja feliz, sin duda una de las operas prima más memorables del cine español.

A continuación, un breve recorrido por la obra de Berlanga, cortesía del Instituto Cervantes con motivo del centenario del autor. Relájense y disfruten.