FINAL CUT: LADIES AND GENTLEMEN. "Final Cut: Hölgyeim és uraim" 2012, György Pálfi

Dentro del proceso de producción de una película, el término final cut se refiere al poder de decisión ejercido por el director o cualquier otro profesional respecto al montaje definitivo. Es un privilegio que conlleva libertad creativa, algo no demasiado común en los proyectos de los grandes estudios. También es el título elegido por György Pálfi para su cuarto largometraje, un experimento menos convencional aún que el resto de su filmografía, lo que ya es decir.

Final Cut: Ladies and Gentlemen es un ejercicio de montaje que consigue construir una ficción romántica ordenando planos de 500 películas diferentes, la mayoría de ellas conocidas y provenientes de épocas y latitudes muy variadas. Sirviéndose de escenas muy habituales en el cine y de estados de ánimo que se representan con frecuencia (amor, odio, celos, melancolía...), Pálfi despliega un hilo narrativo que se sigue sin dificultad, a pesar de la estructura formal de mosaico. Como es natural, la historia que se desarrolla es sencilla, y la habilidad del film consiste en no perderse en medio de la multiplicidad de rostros y de texturas en la imagen. El director húngaro lo logra gracias a la relación de tamaños, ángulos, ritmo... sumada a la continuidad establecida mediante músicas y sonidos hábilmente mezclados.

Se trata de una película-collage o, como se conoce dentro del argot cinéfilo, un found footage o metraje encontrado. Una propuesta fascinante e hipnótica para los aficionados que comparten la naturaleza antropófaga del propio cine, devorado por las referencias pasadas y presentes que dan sentido a su pasión. La mirada del espectador obtiene consuelo cuando reconoce lo que ve en la pantalla, un auténtico festín de escenas, actores, actrices, melodías y acciones multiplicadas como en el reflejo de un espejo roto. Esta es la idea que subyace en Final Cut, más que una película, una hazaña de montaje elaborada por cuatro editores ante los que György Pálfi ejerce de director de orquesta. Aunque el conjunto puede resultar extenuante por la necesidad en todo momento de descodificar la trama, sin duda garantiza el placer de ese público devoto que profesa la religión del cine, sin olvidar que en ocasiones la película induce también a cuestionar ciertos automatismos de género (la pulsión violenta del hombre, la seducción pasiva de la mujer, etc.) La ilustración de determinadas situaciones en la pareja, personificadas a través de los roles masculino y femenino, además de los distintos contextos de donde proceden las fuentes, hacen que la película adquiera un significado más profundo de lo que parece a simple vista, trascendiendo su función de juguete para los ojos. En suma, Final Cut: Ladies and Gentlemen es un curioso divertimento que expone ideas cuyo debate siempre es oportuno.