VIRUS TROPICAL. 2017, Santiago Caicedo

La devoción del director Santiago Caicedo por Virus tropical, el cómic autobiográfico de Power Paola, le lleva a realizar una adaptación cinematográfica que supone el primer largometraje de su trayectoria. Ambos autores ya habían colaborado antes en el cortometraje Uyuyui!, en el cual exploraban las relaciones entre la animación, la ilustración y el collage. En esta ocasión, Caicedo reproduce escrupulosamente las viñetas originales y las dota de movimiento, generando un estilo visual que es lo más interesante del film.

Virus tropical narra los primeros años de vida de Paola, desde su concepción hasta el momento en que sale de la casa familiar, cumplidos los dieciocho. Una historia de pequeñas conquistas, emancipación y descubrimiento en dos ciudades de países distintos. Su infancia transcurre en la capital de Ecuador, Quito, y su adolescencia se traslada a la ciudad de Cali, en Colombia. Lo cual confiere al relato una dimensión amplia, que expande el espacio íntimo y abarca muchas de las contradicciones en las que vive la mujer latinoamericana en torno a la familia, las creencias, las diferencias de género y de clase social... todo ello enmarcado en un periodo que va desde 1976 hasta 1994.

Caicedo emplea un ritmo veloz para desarrollar el argumento, haciendo hincapié en la cinética de las imágenes. Aunque la estética de Virus tropical parece sencilla y algo naif, está llena de capas que confieren profundidad a los escenarios, cada una con movimientos y texturas independientes. Esto produce un estado de fascinación en el espectador cercano a la hipnosis, pero hace que el relato se convierta en algo secundario, una excusa para que se sucedan los planos. La sensación que prevalece en el conjunto es que el cómo se impone al qué, puesto que el influjo de la forma termina devorando al contenido.

En definitiva, Virus tropical es una película cargada de buenas intenciones y un gran logro para el cine de animación colombiano. Es de alabar la capacidad de Santiago Caicedo para hacer que el relato fluya sin perder nunca el contexto ni la perspectiva feminista de la obra de partida, heredera de Persépolis de Marjane Satrapi. Sin embargo, a diferencia de esta, en Virus tropical se echa en falta un poco más de hondura y de asentar el relato en momentos que hagan avanzar la trama, por encima de la anécdota. Así pues, cabe valorar la opera prima de Caicedo por su apariencia sorprendente y por el ingenio invertido en llevarla a la pantalla sin necesidad de gastar una fortuna, recurriendo al crowdfunding y a un trabajo artesanal que está en vías de extinción dentro del medio.